La atleta que ya le ganó a la vida
Demostró que a pesar de sufrir limitaciones visuales es posible rehabilitarse y sobresalir.
* En el mundo hay 135 millones de personas con baja visión.
* Marla sufre de una degeneración de la parte central de la retina.
* La rehabilitación requiere de un trabajo multidisciplinario.
Marla Runyan, corredora norteamericana de 31 años, obtuvo el domingo la victoria en los 1500 metros que le permitirá representar a su país en los próximos Juegos Olímpicos que se realizarán en Sydney, Australia. Hasta aquí, nada fuera de lo común: una deportista logra, luego de años de esfuerzo y entrenamiento, acceder a la máxima competencia deportiva.
Sin embargo, Marla ha tenido que luchar contra un obstáculo que para muchos podría parecer infranqueable: cuando corre no ve hacia dónde se dirige. Marla tiene lo que los oftalmólogos denominan baja visión o visión subnormal , una disminución casi total de la vista que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta a casi 135 millones de personas en todo el mundo.
Una gran mancha negra
"Mi visión era normal hasta que cumplí los 9 años -recuerda esta deportista-. Durante mi niñez, ni mis padres ni yo sabíamos que era portadora de los genes que ocasionan una afección llamada enfermedad de Stargardt . Mi visión comenzó a deteriorarse sólo cuando estaba en cuarto grado. El primer indicio de que algo andaba mal ocurrió en el colegio, cuando comencé a tener problemas para leer los libros."
A los pocos meses, Marla recibió el diagnóstico. "La enfermedad de Stargardt es un tipo de degeneración macular que suele manifestarse en la adolescencia -explica el doctor Sebastián Kurlat, del Servicio de Retina del Hospital Municipal Oftalmológico Doctor Pedro Lagleyze-. Es una enfermedad hereditaria que afecta la mácula, la parte de la retina que permite la visión central o discriminativa."
Al dañarse la parte central de la retina, el sujeto pierde rápidamente la agudeza visual, los colores comienzan a apagarse hasta que la parte central de su visión se vuelve negra, una gran sombra de la que sólo escapan los difusos bordes del campo visual. "Es como si tuviera un agujero negro en mis ojos -explica Marla-, los objetos y la gente parecería que desaparecen y vuelven a aparecer delante de mi vista. Afortunadamente, mi visión periférica está intacta, y es ella la que me permite desplazarme sin problemas."
"Puedo caminar o correr sin dificultad, incluso puedo desplazarme por una habitación llena de gente; el inconveniente es que no soy capaz de reconocer a nadie de los que me rodean. En la pista, cuando corro, no puedo ver lo que se encuentra delante de mí."
Agudizar los sentidos
Correr, caminar o realizar cualquiera de las actividades cotidianas con un gran agujero negro por delante no es una tarea imposible -y Marla es el mejor ejemplo-, sólo hace falta saber cómo hacerlo. "Para eso es necesario todo un trabajo sobre la psicomotricidad y la cinestesia", afirma María Cecilia Ardoy, que trabaja en la rehabilitación física de la Asociación de Ayuda al Ciego (ASAC).
"Es importante trabajar sobre la sensación interna del movimiento, tanto el que realiza el paciente como el que se desarrolla a su alrededor -explica Ardoy-. Para eso, lo que se busca es agudizar los otros sentidos, en especial la audición." El objetivo de dicha rehabilitación suele ser que la persona logre desenvolverse en su medio ambiente cotidiano o, como en el caso de Marla, ampliar y desarrollar aún más las capacidades motoras del atleta, con fines competitivos.
Más allá de las posibles metas deportivas, toda rehabilitación de una persona que padece baja visión debe ser realizada mediante un abordaje multidisciplinario. Dicho abordaje requiere del trabajo en equipo de oftalmólogos, ópticos, rehabilitadores visuales, psicólogos e instructores de orientación y movilidad.
"Actualmente, no existe cura ni tratamiento para la enfermedad de Stargardt -afirma el doctor Kurlat-. Sólo en algunos casos se puede recurrir a lentes o lupas telescópicas para que el paciente alcance a leer un poco."
Afortunadamente, Marla no parece preocuparse por sus problemas de visión: "Hay muchas cosas que no puedo hacer por tener baja visión, pero lo que me da ánimo y esperanzas es que participar de las Olimpíadas no es una de ellas".
lunes, 4 de enero de 2010
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