viernes, 23 de abril de 2010

HISTORIS DE VIDA:La iluminada vocación de Gilda



Por Miguel Terry Valdespino
Foto: Rafael Arcís


Cuando solo contaba 34 años de edad, Gilda Guimeras Pareja debió replantearse seriamente el sentido de su vida. Entonces se le diagnosticó una retinosis pigmentaria que, lamentablemente, le haría perder la visión periférica. Lloró y sufrió amargamente por la noticia. Pero, como mujer voluntariosa y positiva, decidió que ni sería una carga para nadie, ni dejaría de crear, ni amargaría la vida de nadie ni la suya propia.

En aquel instante doloroso, Gilda, licenciada en Historia por la Universidad de La Habana, fungía como directora del Museo Municipal de Guanajay y tenía la cabeza llena de proyectos de investigación. Tiempo antes había publicado su primer artículo en un periódico, el habanero, sobre la vida de la destacada soprano Zoila Gálvez y otros artículos de singular valor sobre personalidades de la localidad, no solo en la prensa escrita, sino también en la radio.

Gilda, por intermedio del periodista y promotor Pablo Noa Noa, llegó a desempeñarse como jefa de redacción de la revista Guanajay 350 en el año 1999. Pero los problemas en la vista se fueron imponiendo y Gilda debió reacomodar su vida a la nueva realidad: después de nueve años, dejó de ser directora del museo. Escribir colaboraciones para la prensa comenzó a serle mucho más difícil. Pero su vida, lejos de acabar, se encaminó por nuevos derroteros.

¿Qué hiciste entonces?

Comencé a estudiar el problema de la ceguera. Salí a entrevistar ciegos, débiles visuales, fueran personalidades o no lo fueran. Con todos los trabajos llegué a conformar un libro que se llamó Para mirarte mejor, pero nunca encontré una editorial que se interesara en publicarlo.

Y en ese libro, aunque contara historias reales, estuvo el principio de tu vocación como escritora de ficciones.

Los miembros de la ANCI me invitaron a participar en sus concursos; pero me pareció que iba a hacer el ridículo si participaba en esta clase de competencia literaria. Siempre, desde pequeña, fui una gran lectora, he leído de todo, desde La guerra y la paz hasta los libros más impensables. Por suerte, no hice el ridículo y he logrado obtener varios premios. En el año 2005 decidí enviar mi cuento El Descubrimiento al concurso internacional de minicuentos El Dinosaurio y resultó finalista entre cientos de concursantes. Desde entonces no he perdido el entusiasmo: ya salió mi primer libro de cuentos, Es mejor la noche, por el sello editorial Unicornio, y es posible que en fecha no muy lejana salga otro: De la ciudad y los sueños.

Cómo llega a la imprenta de Unicornio el libro Es mejor la noche.

Llegó por casualidad. Yo estaba tratando de promover mi libro sobre los ciegos y fui tocando puertas. Cuando me puse en contacto con Unicornio, le dije a Raúl Hernández Ortega, el director, que yo también escribía cuentos y le envié uno. La respuesta de Raúl fue que si todos los cuentos eran como ese, me podían publicar un libro. Y así fue.

Cómo transcurre la vida de Gilda.

Me gusta pasear los fines de semana. Mientras tenga visita en casa, no escribo. Por los problemas de la vista, me demoro limpiando, cocinando, fregando, a veces me quemo con los calderos. Pero me siento realmente persona cuando me siento a escribir. Soy alérgica a las tareas repetitivas, siempre trato de hacer algo diferente, y la literatura es un oficio excelente contra la rutina. Ahora pienso que si no hubiera perdido la vista, quizás no hubiera escrito nunca.

Dicen que tienes entre manos un libro con historias de mujeres.

Sí. Estoy escribiendo relatos de ficción sobre el asunto. Pienso que, en mi caso, ser mujer y ser ciega le pueden imprimir un punto de vista distinto a ciertas historias. Precisamente, admiro mucho a una escritora como Katherine Mansfield por expresar, con una sagacidad brillante, los laberintos de la psicología femenina.

Cuánto pesan en ti la ayuda de tu esposo y tu hijo.

Fernando, mi esposo, me ayuda en todo y me sobreprotege mucho. No puedo decir otra cosa. Mi hijo, Noel García, estaba destinado a ser escritor. De hecho ganó la primera convocatoria del concurso El dinosaurio con el cuento El hombre extraño, pero acabó prefiriendo la informática.

Recuerdo que cuando alguien me contaba una historia interesante, yo le decía a Noel: "¿Por qué no la escribes?", y él me respondía: "Escríbela tú". Parece que le hice caso.

Eres una mujer amable, conversadora, con buen sentido del humor. Tú, como Violeta Parra y a pesar de todo, ¿también das gracias a la vida?

Cuando mi abuelo se quedó ciego, se volvió un hombre difícil. Conocí esa historia y la tuve muy en cuenta. Yo, en mi momento, tuve ganas de desaparecer. Cuando el diagnóstico fue definitivo, asumí que yo no podía ser como mi abuelo.

Salir a la calle con un bastón fue difícil, pues reconocía públicamente mi discapacidad. Lo veo todo en amarillo, a veces no reconozco a personas que me saludan. Es duro. Pero lo he asumido. A fin de cuentas, la vida es un regalo y se debe vivir de la mejor manera posible.

fuente: http://www.elhabanero.cubaweb.cu

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