el estadounidense Steve Holcomb estuvo dos años pilotando con baja visión
Estuvo años conduciendo sobre todo por sensaciones • Al final pasó por el quirófano
El atleta norteamericano, natural de Utah, fue esquiador de descenso en sus orígenes y logró situarse en la élite de los mejores pilotos de trineos a pesar de haber sufrido graves problemas de visión que le tuvieron al borde del abandono y con los que convivió hasta que logró encontrar la solución hace tan sólo dos años.
Durante muchos años se orientó más por las sensaciones que percibía que por lo que veía
Hasta entonces, el estadounidense Holcomb se había visto obligado a conducir cada vez con un grado de agudeza visual más reducido, hasta tal punto que se guiaba y orientaba más por sensaciones que percibía que por lo que veía. Tras ocho años como esquiador de descenso, Holcomb se pasó al bobsleigh y fue probador de la pista de Salt Lake City.
Pero no fue hasta 2006, cuando se licenció con honores del ejército, cuando Steve empezó a crecer a los mandos de un trineo, donde había estado compitiendo regularmente desde 2004 pese a que sufría recurrentes problemas de visión que le obligaron a pasar por el quirófano. La enfermedad degenerativa que padecía le iba dejando poco a poco sin visión, lo que fue momentáneamente corregido con una operación mínimamente invasiva. Por desgracia, sus efectos no duraron demasiado y su vista volvió a decaer rápidamente.
Antes de comenzar la temporada 2008, su agudeza visual se había reducido drásticamente y empezaba a afectar a su capacidad para conducir el trineo. Habló con su entrenador y le dijo que si no lograba curarse se vería obligado a dejar de pilotar. Ya ni las gafas ni las lentillas servían para paliar sus problemas.
Altísima pérdida de visión
Su agudeza visual en ese momento era de 20/500, cuando lo normal es 20/20. Eso se considera una pérdida de visión por encima del 90%. Un nuevo diagnóstico le decía cuál era el origen final de sus males, una enfermedad llamada queratoconus que, en un caso tan avanzado y agresivo como el suyo, suele terminar en un transplante de córnea.
"Cuando recuperas la vista es como si vivieras la vida en alta definición"
Así, el oftalmólogo Brian Boxer le ofreció una alternativa: un tratamiento innovador que consistía en la aplicación de una vitamina, riboflavina, en combinación con una luz de una cierta longitud de onda y que abría a Holcomb la puerta de una nueva esperanza para solventar sus problemas.
El resultado fue, en 20 minutos, la recuperación de la agudeza visual 20/20, la considerada normal. “Es increíble vivir así, es como la vida en alta definición”, decía Holcomb después. Desde ese momento, la vida deportiva del estadounidense cambió. Logró junto a sus tres compañeros del bob a cuatro americano dos oros, tres platas y dos bronces en Copas del Mundo y, lo que es más importante, se proclamó campeón del mundo en 2009 en bob a cuatro. También conquistó un bronce en la modalidad a dos.
gentileza de Mabel
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