- Un equipo de la Complutense inventa unas lentes amarillas que filtran la luz
- Están especialmente indicadas para quienes padecen de cataratas o problemas de retina
- Los creadores esperan poder comercializarlas "a corto plazo"
Un grupo de investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) ha patentado unas lentillas amarillas que previenen y tratan el daño provocado por la parte nociva de la luz, que afecta, sobre todo, a las personas que tienen cataratas o problemas de retina.
La directora de la investigación, Celia Sánchez, ha explicado en rueda de prensa que el invento consiste en añadir una protección a las lentes de contacto y a las intraoculares, que absorbe parte de la luz nociva, natural y artificial, que es la que afecta a la retina del ojo, y que, ha precisado, en la vida de un ser humano puede suponer el 13 o el 14% de la luz que le rodea.
Se trata, según Sánchez, de una lente de contacto o de una lente intraocular que en lugar de ser azul pálido, como las convencionales, es amarilla, "para servir de barrera a la luz que daña a la retina".
Comercialización
Los efectos nocivos de la luz llegan, sobre todo, a los operados de cataratas y a las personas mayores, que ven desgastadas sus defensas naturales contra la luz visible. Aunque la lente es "muy importante" sobre todo para los afectados de cataratas y para los que tengan problemas de retina, resultará igualmente beneficiosa para quienes quieran preservar su ojo de los daños de la parte nociva de la luz, ha añadido la inventora.
Sánchez, directora del grupo de Neuro-Computación y Neuro- Robótica de la Complutense de Madrid, el artífice de estas lentes, ha asegurado que las lentillas amarillas "no valen más caras" que las lentes convencionales y que tampoco se notan ni distorsionan la visión normal por su tono amarillo. En este sentido, confía en poder comercializarlas "a corto plazo", para lo cual está en "contactos serios con varias empresas americanas".
La directora de la investigación, Celia Sánchez, ha explicado en rueda de prensa que el invento consiste en añadir una protección a las lentes de contacto y a las intraoculares, que absorbe parte de la luz nociva, natural y artificial, que es la que afecta a la retina del ojo, y que, ha precisado, en la vida de un ser humano puede suponer el 13 o el 14% de la luz que le rodea.
Se trata, según Sánchez, de una lente de contacto o de una lente intraocular que en lugar de ser azul pálido, como las convencionales, es amarilla, "para servir de barrera a la luz que daña a la retina".
Comercialización
Los efectos nocivos de la luz llegan, sobre todo, a los operados de cataratas y a las personas mayores, que ven desgastadas sus defensas naturales contra la luz visible. Aunque la lente es "muy importante" sobre todo para los afectados de cataratas y para los que tengan problemas de retina, resultará igualmente beneficiosa para quienes quieran preservar su ojo de los daños de la parte nociva de la luz, ha añadido la inventora.
Sánchez, directora del grupo de Neuro-Computación y Neuro- Robótica de la Complutense de Madrid, el artífice de estas lentes, ha asegurado que las lentillas amarillas "no valen más caras" que las lentes convencionales y que tampoco se notan ni distorsionan la visión normal por su tono amarillo. En este sentido, confía en poder comercializarlas "a corto plazo", para lo cual está en "contactos serios con varias empresas americanas".
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