La Pedagogía en los momentos actuales centra nuevas aristas en el orden didáctico para trabajar con los niños que presentan necesidades educativas especiales. Los retos para los educadores crecen y sin dudas, en el orden teórico, se hace necesario profundizar aún más en las características psicopedagógicas que presentan los niños y niñas con cualquier tipo de discapacidad.
Los menores con dificultades visuales constituyen un porciento elevado dentro de la población infantil en el mundo. En algunos países estos niños se educan
Cómo transcurre el desarrollo de estos menores durante los primeros años de vida, constituye una interrogante que se hacen muchos especialistas y es a su vez, una premisa indispensable para encausar el trabajo correctivo compensatorio con ellos.
Tomando en consideración lo antes planteado, el presente trabajo tiene como objetivo caracterizar a los niños con baja visión entre cuatro y cinco años de edad, tomando en consideración los
En cuanto a las causas biológicas queda clara la alteración que existe en una de las partes del ojo que conlleva a que el menor posea una visión defectuosa. Cuando se hace referencia al factor social, la problemática es aún mayor; se trata de las dificultades que comienzan a darse en la relación del niño con sus padres y familiares más cercanos en el
A partir de toda esta interacción que tiene lugar con los factores socio - ambientales comienzan a surgir discrepancias para el trabajo con los niños desde la propia clasificación de la entidad, ya que los especialistas manejan criterios diferentes en cuanto a las implicaciones de la agudeza y la eficiencia visual en el desarrollo del niño.
En el mundo existen contradicciones en este sentido, específicamente se pueden señalar las que tienen lugar entre el personal del área de salud y educación para asumir un criterio de clasificación, puesto que unos le dan más importancia al aspecto relacionado con la medida de agudeza visual (personal de salud) y los pedagogos, en este caso, defienden el criterio del funcionamiento visual del niño. No obstante, en los últimos
Los estudios realizados por Barraga al respecto tienen una gran importancia en los momentos actuales, pues sus concepciones están muy afines con las de la escuela Socio – Histórico - Cultural, imprimen una nueva tónica en el concepto de las adquisiciones visuales que puede lograr el educando con visión disminuida, enfatizando en el valor que tiene la estimulación visual graduada y
Esta autora realiza un análisis sobre el funcionamiento visual del niño en aras de que no se tengan en cuenta las medidas de agudeza visual como un factor decisivo dentro del diagnóstico, pues existen niños que con una agudeza visual igual, tienen una eficiencia visual diferente. (Barraga, 1995)
Por otro lado, refiere que el funcionamiento y la eficiencia visual son contingentes de factores fisiológicos, psicológicos, intelectuales y ambientales; son únicos y diferentes en cada persona, por lo tanto no pueden ser medidos clínicamente con exactitud por
El funcionamiento visual es considerado como la mayor o menor
Según Pérez la evaluación de este funcionamiento visual supone determinar de la manera más completa posible cómo utiliza el sujeto su visión residual, así como valorar los aspectos sociales, emocionales, cognitivos y las implicaciones que esos pudieran tener junto con el déficit visual en el desarrollo del niño. (Pérez, 1998)
Estos autores antes citados realizan un análisis más integral de todos los factores que inciden en el buen funcionamiento visual de un niño para garantizar el desarrollo dentro de la sociedad.
La autora de este trabajo, en consonancia con las concepciones de Barraga, sobre la importancia del funcionamiento visual para determinar lo que el niño en realidad es capaz de ver, define la baja visión como:
Baja visión: Aquellas personas que presentan visión parcial pero aún pueden hacer uso de la misma como canal primario para aprender y obtener información. (Puede ir desde un déficit visual moderado a profundo).
En los menores con baja visión las dificultades en el analizador visual durante los primeros años de vida pueden inhibir el desarrollo funcional y estructural de la retina y el
La falta de madurez o de desarrollo del sistema visual lleva a una reducción de la información visual usada por el niño, por lo que la cantidad y calidad del aprendizaje que recibe a través del órgano de la visión es limitado. Los niños con baja visión pueden recibir muchas impresiones visuales, pero no tienen la
Todo esto trae como consecuencia grandes discrepancias por parte de las personas que le rodean para poder entender su funcionamiento en la vida diaria desde las primeras edades. Estos niños por ejemplo, se encuentran en tierra de nadie, quiere decir que no están ni en el mundo de los videntes, ni en el de los invidentes.
Entre las particularidades que se originan debido a la pérdida parcial de la visión se encuentra el subdesarrollo de las necesidades perceptivas relacionadas con dificultades para satisfacerlas, la reducción del círculo de intereses a causa de las limitaciones en la esfera de reflejo sensitivo, el carácter reducido de las aptitudes hacia los tipos de
Al estudiarse la evolución de estos menores se constató que entre el nacimiento y los cuatro meses aproximadamente el desarrollo de un niño con baja visión es bastante similar al de un vidente. El recién nacido, dedica la mayor parte de su actividad a ejercitar los
A partir de los dos meses, el lactante ha conseguido adaptar sus reflejos para formar así las primeras habilidades o costumbres que están centradas en su propio cuerpo y todavía no en el mundo exterior. Así, por ejemplo, el niño conseguirá, como el vidente, agarrar rápidamente su sabanita, y las diferencias entre ambos son escasas, ya que el interés por el niño en esta etapa está más en el perfeccionamiento del acto de agarrar que en el de
A los cuatro meses comienzan las diferencias entre un niño de baja visión y uno vidente. Es en este período precisamente cuando el menor que no presenta afectaciones en el analizador visual consigue coordinar la visión con la prensión y manipular los objetos bajo control visual, con un interés cada vez mayor por el mundo exterior. Este momento es muy importante precisamente, el seguimiento visual de los objetos, esto es lo que hace que el niño comience a interactuar en el conocimiento del espacio. En el menor con baja visión el conocimiento va adquiriendo un carácter fragmentado, en su interacción con el medio, solo va a percibir una parte de este, aquella que está al alcance de su resto visual disponible.
Otro aspecto importante en este período es el que se refiere a la búsqueda de los objetos puesto que permite al niño comenzar la interacción y el interés por conocer las cosas que le rodean. Los diferentes trabajos realizados por Fraiberg, han puesto de manifiesto las pautas evolutivas por las que atraviesan estos niños para la realización de esta tarea. (Fraiberg, 1995).
Al respecto refiere que antes de los siete meses no existe ninguna evidencia de búsqueda constante de los objetos, esta actividad los niños con baja visión suelen realizarla esporádicamente y está en dependencia de la eficiencia visual y las características de los objetos que se encuentren a su alrededor. Aquí es importante tener en cuenta factores tales como: tipo de iluminación, color,
En cuanto al desarrollo motor, se ha evidenciado que las adquisiciones posturales en estos niños (dar la vuelta, permanecer sentado sin apoyo), suelen entrar dentro del rango de edad normal para los videntes cuando las relaciones de apego son buenas y, en consecuencia, el niño está suficientemente estimulado. No obstante, se pueden encontrar algunos casos que dado por las dificultades que tienen en objetivar la presencia de los objetos del mundo exterior, el inicio de la
Los estudios hechos al respecto han corroborado que estos niños empiezan a gatear sobre los once o doce meses, el inicio de la marcha sin ayuda se sitúa, como media, sobre los quince o dieciséis meses.
Estos sujetos van a presentar un retraso en el desarrollo
Luego que el menor aprende a
Por otro lado, en ese mundo con el cual interactúa se encuentran familiares, vecinos, otros menores de su misma edad que no manifiestan una actitud adecuada ante la problemática del niño. En el caso de los padres, por ejemplo, es frecuente un alto grado de sobreprotección tratando siempre de evitar que se produzca algún golpe o
Esta es, lamentablemente, la realidad que aparece con frecuencia alrededor del niño con baja visión durante estos primeros años donde existe una relación muy estrecha con la eficiencia visual. Las personas a veces olvidan que la visión es un proceso, es el resultado final de todas las otras dimensiones del desarrollo y no el punto inicial, si fuera así, todo niño aprendería lo que ve en el momento de nacer, no habría que pasar por el largo y lento proceso de aprendizaje. Los niños con baja visión, por tal motivo, necesitan desde los primeros meses una adecuada estimulación visual, pues mientras más se estimule la visión, más se desarrollará su capacidad de discriminación visual y en tal sentido, el conocimiento del mundo exterior aumentará gradualmente.
El niño con baja visión, con respecto a las relaciones que establece con las personas que le rodean piensa que todos ven lo que él ve, no sabe lo que debería ver y
En el caso de estos menores desde las primeras edades se van apropiando de todo lo que acontece a su alrededor con el funcionamiento conjunto de la vista y el tacto. En tal sentido, el reflejo adecuado de la realidad, es posible, tan solo si la visión y el tacto se encuentran en cooperación, determinada por condiciones objetivas.
No obstante, según plantea (Litbak, 1990. p. 45), el hombre se ha formado en la evolución histórico social como "ser vidente", la posesión de los residuos visuales, hasta insignificantes, inhibe el desarrollo de la percepción
Esta desaparición del tacto dentro de la esfera de percepción en estos menores afecta en ocasiones el reconocimiento de los objetos y trae como resultado la desvirtuación de algunas imágenes de la realidad objetiva. En investigaciones realizadas se ha podido corroborar cómo el estado de las funciones del analizador visual incide en la percepción de los objetos de la realidad circundante, ya que los trastornos visuales influyen no solo en la velocidad, sino también en la
Los niños no saben diferenciar los objetos parecidos, e incluso algunos donde existen rasgos distintivos de diferenciación, por lo que está presente la llamada inespecificidad del reconocimiento. Ellos solo son capaces de reflejar algunas características distintivas, e incluso secundarias del fenómeno observado, por lo que las imágenes que surgen son deformadas y suelen ser inadecuadas a la realidad. Todas estas dificultades que se dan en el desarrollo de la percepción están muy relacionadas con el lenguaje y su evolución durante las primeras edades. Es sabido que el lenguaje y la palabra precisan, corrigen y dirigen el reflejo sensitivo de la realidad. Las dificultades visuales conducen a que en la
En este caso, la función de la palabra debe ser la de llenar esas lagunas, así como precisar y corregir las impresiones que no han sido del todo íntegras y exactas con respecto al original, sin embargo, hoy se detectan serias dificultades en estos menores ya que ellos disponen de menos cantidad de estimulación y además la calidad de las estimulaciones visuales no es equivalente a las proporcionadas por la visión.
Por otro lado, a estos niños les resulta difícil unir acontecimientos visuales y auditivos, al perder estímulos válidos para comenzar a expresarse pierden
Existen al respecto investigaciones como las de (Andersen, 1984), donde se realiza un estudio sobre las dificultades que poseen los niños con baja visión en la base conceptual del significado de la palabra, ellos tienden por lo general a fijarse más en los rasgos funcionales de un objeto y no en los preceptúales, realizando sobre esta base las generalizaciones. Otra característica frecuente es que suelen tomar las expresiones del discurso de quienes les rodean sin analizar los componentes o el contenido de dicha disertación.
Sí se analiza de una manera superficial el desarrollo del lenguaje en un niño con baja visión y uno vidente, no se evidencian diferencias significativas, pero en una observación más minuciosa de ese lenguaje en el proceso del discurso del niño sí se observan dificultades en la estructuración conceptual de las palabras que emplea.
Las regularidades descritas hasta el momento interfieren en el desarrollo de los niños durante estas edades sino han sido estimulados consecuentemente. Muchas veces arriban a los cuatro años de edad con cierta inmadurez para enfrentar el proceso de aprendizaje cuando ingresan a la escuela.
Linares en 1994 realizó una investigación en cuanto a las áreas más afectadas en estos niños durante esas edades entre las que señala:
- Dificultades en la construcción del esquema corporal, debido al importante papel que este tiene en la evolución y el conocimiento del cuerpo, el cual lo facilita el sentido de la vista. Dada a esa falta de información extereoceptiva visual, se produce una reducción de las experiencias motrices, mermándose el desarrollo psicomotor.
- En la coordinación general (con dificultades en la adquisición de la marcha). También suelen tener desajustes en la postura y frecuentes paratonías.
- En el
Cuando se habla de dificultades en el esquema corporal, hay que partir en primer lugar de que este aparece dentro de un contexto que le confiere características claramente madurativas dentro del marco de referencia del desarrollo de la distinción "yo" - mundo exterior. No es un dato inicial, sino que se adquiere evolutivamente a partir de las relaciones entre el cuerpo y el medio.
Los niños con baja visión al presentar serias dificultades en el funcionamiento visual no forman una imagen clara de sí mismo, por lo que les resulta difícil realizar una valoración cualitativa como ser humano y esto trae en consecuencia las alteraciones del autoconcepto y la autoestima.
Cada persona, con problemas o no de la visión desde el momento de su nacimiento interactúa en su entorno. La interacción lleva a la idea que uno tiene de sí mismo, diferente de la que tienen los demás. En el caso de estos menores existen mayores dificultades para el desarrollo del autoconcepto que en los ciegos, puesto que ellos tienden a auto compadecerse más y están menos capacitados para aceptar sus limitaciones visuales.
Al respecto se puede plantear que un niño que se siente querido y apreciado aprende a quererse y a valorarse. La escuela, la familia y la comunidad van desenvolviendo en él continuamente su imagen calificada con valores de bondad,
La imagen corporal se configura a la vez y simultáneamente que el esquema corporal, y el niño a través de sensaciones corporales primero irá conociendo los elementos de su cuerpo y les dará una valoración de aceptación o rechazo que añade de la experiencia subjetiva, integrando cualitativamente esos elementos a la imagen de sí mismo. En este proceso de formación de la imagen de sí mismo juega un papel fundamental la estimulación que se le brinde durante las primeras edades, fundamentalmente entre cuatro y cinco años, para lograr una representación clara y precisa de su propio cuerpo.
El análisis realizado de las principales características de estos menores durante las etapas de desarrollo seleccionadas para el estudio, es una muestra de la importancia que tiene para los maestros que trabajan con estos niños conocer las irregularidades que van presentándose en cada una de las etapas de su vida.
Conocer al niño con baja visión significa penetrar en un mundo de representaciones figurativas donde solo con un análisis minucioso de cada palabra, de cada acción y actividad que realicen, será posible lograr niveles superiores de conocimiento de sí mismo y del entorno que le rodea.
Patricia Ares (1990). Mi familia es así. Ed. Ciencias Sociales. La Habana, Cuba.
Quirós J, Schager O. (1996) El lenguaje lecto escrito y sus problemas. Buenos Aires: Ed. Médica Panamericana.
Blanca Brescia Búsalo. (1994) Prerrequisitos necesarios para una buena orientación y movilidad. España Ed. ONCE.
D. Burlingham. (1997). Problemas especiales de niños ciegos. Estados Unidos: Ed. New Heaven and London Yale University Press.
Natalie Barraga. (1995). Disminuidos visuales y aprendizaje. España , Ed. ONCE.
Cratty Bryant. (1982). Desarrollo perceptual y motor en los niños. España. Ed. Paidós.
Joel Greenberg. (1998). Los dibujos en los ciegos: una nueva perspectiva. Estados Unidos: Ed. Science News.
Alexei Gregorovich Litvak. (1990) Tiflopsicología. Rusia: Ed. Pueblo y Educación.
Orlando Terré Camacho. (1997). La educación del niño en edad temprana. España. Ed. Asociación Mundial de Educación Especial, 1997.
L. S. Vigotski. (1995). Obras Completas. Fundamentos de Defectología. La Habana. Ed. Pueblo y Educación.
2 comentarios:
Excelente la presentación y temas de este blog, Gracias!
Pregunto si con el programa Jaws lo lee correctamente
HOLA SI LO LEE SI PORBLEMAS, PERO TE CUENTO QUE CADA PUBLICACION SE PUEDE ESCUCHAR, ABAJO DE CADA ARTICULO SI CLIKEAS SOBRE EL ICONO ESCUCHA, PODRAS OIR CADA NOTA PUBLICADA. SALUDOS Y GRACIAS POR DEJAR TU MENSAJE Y POR VISITAR NUESTRA WEB.
Publicar un comentario