Estos fragmentos ha sido enviado por nuestra amiga cubana, Gilda Guimeras Pareja., ella tiene retinosis Pigmentaria, pero no se da por vencida y sigue con su profesión y su vida para adelante.
El primer relato fue finalista en el concurso de minicuentos El dinosaurio, en 2005, la segunda es una de las anécdotas que presentó para un librito de anécdotas humorísticas que editó la ANCI HACE unos años.
GRACIAS GILDA UN ENORME ABRAZO!!!
AHORA SI...
Los disfrutamos
EL DESCUBRIMIENTO
Setenta días llevaba el Gran Almirante a bordo de su nave insignia, luchando contra un mar hostil y una tripulación que en la última semana se había revelado insatisfecha y temerosa, cuando fue despertado en el silencio de un alba que apenas comenzaba a insinuarse, por las estentóreas voces que desde lo alto de La Pinta daba Rodrigo, aquel mozo que tiempo antes le asegurara no poder imaginarse siquiera lejos del mar. <<¡Tierra!>>, repetían jubilosos los hombres y sus palabras eran confirmadas por el tímido vuelo de unas gaviotas que parecían dudar si darles o no la bienvenida. <
DE COMPRAS.
Entre mis muchas amistades que al igual que yo padecen de retinosis pigmentaria, hay una muchacha joven y bonita a quien le horroriza que las personas se den cuenta de sus problemas visuales. Ni por casualidad se acerca a un bastón. Prefiere tropezar con todo y tener fama de distraída que de cegata.
Así las cosas, se encaminó un día a una tienda, se paró ante un mostrador e intentó llamar la atención de la vendedora, situada a pocos metros frente a ella. Pese a sus reclamos, la empleada permaneció inmutable, y mi amiga, que no tiene pelos en la lengua, fue perdiendo la paciencia. Finalmente, le gritó, mientras alzaba enérgicamente la mano: <<¿Usted no piensa moverse de ahí?>>.
La dependienta alzó su mano a la vez, y mi amiga, que ya iba a abrir la boca nuevamente, comprendió de súbito que había estado todo el tiempo frente a un espejo.
Aunque no le quedó claro si hubo o no testigos de su confusión, salió de la tienda como bola por tronera y afirma que no piensa, en lo que le quede de vida, volver a poner los pies en ella.
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