martes, 11 de mayo de 2010

Vivir con Glaucoma. una historia de vida



Con la ayuda de sus dos hijas y una vecina, María Patricia Montoya hace 2.000 docenas de colitas para el cabello y 150 docenas de tiras de sostén al mes en el pequeño taller que instaló en su casa.



La mercancía la distribuye en varios puntos de venta de Barquisimeto ­donde reside­ Maracaibo y Caracas.



Pese que se trata de altos volúmenes de producción artesanal eso no es lo que más destaca de la historia de María Patricia Montoya. Hace tres años perdió la vista a consecuencia de un glaucoma. "Pero no pierdo la esperanza de volver a ver. Mientras que eso ocurre, sigo trabajando, sigo adelante", afirma.



Ese optimismo, evidente en sus palabras, le valió a Montoya una mención especial de superación en la edición 2009 del Premio Citibank para Microempresarios 2009, que otorga la entidad financiera cada año desde 2005 por iniciativa de las Naciones Unidas, que decretó ese año como el del microempresario.



Montoya descubrió ese instinto de superación que tenía dentro de sí después de un largo proceso de aceptación de su discapacidad. Reconoce que pasó un año deprimida, sin querer salir ni siquiera de su habitación. "Fue muy duro darme cuenta que cada día veía menos", recuerda.



Al verla en ese estado, sus cuatro hijos ­dos varones y dos hembras­ y su esposo no querían que continuara trabajando, lo que hizo que la pequeña empresa familiar perdiera todos los compradores y el negocio se viniera abajo.



"Ni mis hijos ni mi esposo querían seguir con la fábrica, pero les decía que no hicieran eso, que debían continuar porque ese silencio en la casa era peor para mí, me hacía mucho daño".



Con el paso del tiempo Montoya comenzó a ganar confianza y a desplazarse con facilidad dentro de la casa. Eso reafirmó, según cuenta, las ganas de que la empresa reanudara las operaciones.



En mayo de 2009 Montoya tenía que cancelar un crédito bancario, y aunque le daba temor por su discapacidad decidió que pediría otro para reactivar el negocio. "Fue una gran y grata sorpresa la que me llevé: en lo que llegué al banco y solicité el nuevo préstamo me lo otorgaron inmediatamente, sin pedirme mayores garantías. Ese fue el empujón que me faltaba para disponerme a volver a mi empresa. El hecho de que ellos confiaran en mí me ayudó mucho", asegura.



De cero al premio. Con el nuevo crédito que recibió, María Patricia Montoya compró materia prima y desempolvó sus tres máquinas de coser de su taller y las puso andar. "Me daba un poco de susto porque estaba aislada del mercado, ya nadie nos hacía pedidos".



Pero en lo que ella y sus ayudantes volvieron a producir, aproximadamente a mediados de 2009, su esposo e hijos comenzaron distribuir otra vez la mercancía a los compradores.



"Gracias a Dios les gustó, y para noviembre teníamos pedidos para hacer 5.000 docenas de moñeras para el cabello".



Un mes después, Montoya recibió la buena noticia que había ganado el reconocimiento especial del Citibank.



"Me emocioné mucho. Con ese premio terminé de convencerme de que la vida no se me había terminado. Invertí todo el premio en la empresa (2.500 bolívares) en compra de materiales y de todo lo que me hacía falta", indica.



Por su discapacidad, Montoya ya no participa 100% en la elaboración de las colitas y tiras de sostén. Sin embargo, dice que cuenta con el apoyo incondicional de sus hijas y ayudantes, que son sus ojos.



Después de no querer salir, ahora camina 12 cuadras con la ayuda de un bastón, y comenzará a estudiar el método braille.

No hay comentarios:

Related Posts with Thumbnails

FORMULARIO DE CONTACTO


nombre
email
asunto
mensaje

Powered byEMF Web Form

"Los articulos publicados no sustituyen ni remplazan la consulta a su oftalmólogo."
©A.A.BA.VI registrado en el Centro Nacional de Organizaciones bajo el el nº 16734.