viernes, 11 de junio de 2010

Trastornos del nervio óptico


Los pequeños nervios de la retina (la superficie interna de la parte posterior del ojo) perciben la luz y transmiten impulsos hacia el nervio óptico, que los transporta hacia el cerebro. Un problema en cualquier punto del nervio óptico y sus ramificaciones, o bien una lesión en las áreas posteriores del cerebro que perciben los estímulos visuales, pueden provocar cambios en la visión.


Los nervios ópticos siguen una ruta inusual desde los ojos hasta la parte posterior del cerebro. Cada nervio se divide y la mitad de sus fibras cruzan hacia el lado opuesto en una zona que se denomina quiasma óptico. Debido a esta disposición anatómica, las lesiones en el recorrido del nervio óptico provocan patrones peculiares de pérdida de la visión. Si el nervio óptico resulta dañado entre el globo ocular y el quiasma óptico, la persona puede quedar ciega de ese ojo. Pero si el problema radica en la parte posterior del recorrido del nervio óptico, se puede perder la visión en sólo la mitad del campo visual de ambos ojos, una enfermedad llamada hemianopsia. Si ambos ojos pierden la visión periférica, la causa puede ser una lesión en el quiasma óptico. Si ambos ojos pierden la mitad de su campo visual del mismo lado (por ejemplo, el lado derecho) se debe generalmente a una lesión en el recorrido del nervio óptico localizada en el lado opuesto del cerebro (el izquierdo) y provocada por un ictus, una hemorragia o un tumor.

Papiledema

El papiledema es una enfermedad en la que la alta presión en el cerebro hace que el nervio óptico se hinche en el punto en que entra en el ojo.

La enfermedad, que casi siempre afecta ambos ojos, en general se produce debido a un tumor cerebral o un absceso, lesiones traumáticas en la cabeza, hemorragias en el cerebro, infección del cerebro o sus membranas (meninges), seudotumor cerebral, trombosis del seno cavernoso o presión arterial muy alta. Las enfermedades pulmonares graves también pueden incrementar la presión en el cerebro, causando papiledema.

Al principio, el papiledema puede causar dolor de cabeza sin afectar la visión. El tratamiento depende de qué es lo que causa la alta presión en el cerebro. Puede ser necesario recurrir a la medicación o a la cirugía para aliviar la presión. Si la alta presión no se reduce rápidamente, el nervio óptico y el cerebro pueden resultar dañados de forma permanente.

Papilitis

La papilitis (neuritis óptica) es la inflamación del extremo del nervio óptico que entra en el ojo.

La papilitis puede tener varias causas, aunque la causa exacta casi nunca se sabe. En personas mayores de 60 años, la arteritis temporal es una de las causas más importantes. La papilitis también puede deberse a trastornos víricos e inmuno-lógicos.

A pesar de que la papilitis en general afecta sólo un ojo, también puede presentarse en ambos. El resultado es la pérdida de visión, que puede oscilar entre un pequeño punto ciego hasta la ceguera absoluta en un plazo de un día o dos. En ocasiones, la pérdida es permanente. La persona puede sentir dolor o no sentirlo en absoluto.

Para establecer el diagnóstico, el médico comprueba si la visión es normal en todas las áreas, examina el nervio óptico con un oftalmoscopio (un instrumento utilizado para ver el interior del ojo) y verifica que las pupilas respondan normalmente a la luz. En ciertos casos, es necesario realizar una tomografía computadorizada (TC) o una resonancia magnética (RM).

El tratamiento depende de la causa. En general, los corticosteroides constituyen la terapia de primera elección.

Neuritis retrobulbar

La neuritis retrobulbar es la inflamación de la porción del nervio óptico localizada detrás del ojo; en general afecta sólo un ojo.

Varias enfermedades pueden inflamar y en consecuencia dañar el área. Frecuentemente la causa es la esclerosis múltiple. Pero también muchas otras enfermedades pueden provocar neuritis retrobulbar. En ocasiones, resulta imposible descubrir la causa.

La neuritis retrobulbar provoca rápidamente una pérdida de visión y además dolor al mover el ojo. El examen con un oftalmoscopio revela cambios sutiles o bien ninguna alteración en la porción del nervio óptico de la parte posterior del ojo que es visible con este instrumento.

Aproximadamente la mitad de los episodios de neuritis retrobulbar mejoran sin tratamiento, en general en 2 a 8 semanas. Sin embargo, a veces persiste la falta de claridad en el centro del campo visual y también pueden aparecer recaídas, en especial cuando la causa es la esclerosis múltiple. Cada recaída puede empeorar la pérdida de visión. El nervio óptico puede resultar dañado para siempre y, en casos muy raros, los ataques repetidos conducen a la ceguera total. El tratamiento depende de la causa y puede incluir corticosteroides. A veces no se indica ningún tratamiento.

Ambliopía tóxica

La ambliopía tóxica es una enfermedad similar a la neuritis retrobulbar que en general afecta ambos ojos. Los alcohólicos son particularmente susceptibles de padecerla, si bien la causa de este proceso puede ser más bien la desnutrición, y no el alcohol. Los productos químicos tóxicos, como los presentes en el humo del cigarrillo y el plomo, el metanol, el cloranfenicol, la digital y el etambutol, entre muchos otros, también pueden provocar la enfermedad.

La ambliopía tóxica produce una pequeña área de pérdida de visión en el centro del campo visual que lentamente aumenta de tamaño y puede llegar a producir ceguera absoluta. Cuando el médico examina el ojo con un oftalmoscopio puede que no observe ningún cambio, o sólo algunos muy escasos.

Las personas con ambliopía tóxica deberían evitar el tabaco, el alcohol o bien el producto químico tóxico responsable. Si el uso de alcohol es una de las causas, la persona debería alimentarse con una dieta equilibrada y tomar un suplemento de complejo vitamínico B. Si la causa es el plomo, ciertos fármacos quelantes ayudan a eliminarlo del cuerpo.

GENTILEZA DE MABEL

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